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sábado, 12 de abril de 2014

El mendigo

En un viaje reciente vi a una persona sentada en el piso, pidiendo a la gente, sin palabras, se compadeciera y le diera unas monedas; se encontraba en el descanso de las escaleras del metro, lo vi al salir, no tenía apenas 30 años, buena complexión física aunque sucio y con la mirada fija en el vacío y un pequeño objeto donde recolectaba las monedas que la gente tuviera a bien darle.

El mendigo


Después, como todas las cosas que suelen ser así, regresé a ese mismo lugar, unas horas más tarde, bajé las escaleras para tomar el metro y para mi sorpresa, ahí estaba!, sentado, con la misma posición corporal, con la misma flexión del brazo, como si fuera una estatua, lo observé por algún tiempo y no realizaba ningún movimiento, es como si estuviera paralizado!, la mirada dirigida al mismo sitio, tan joven, fuerte....pero sin un motor, sin una esperanza más que la de dar lástima para poder recibir unas monedas.* 

Más no me dio lástima, sino empatía, empatía al pensar, que con sólo algunos movimientos de su cuerpo podría, si quisiera, subir las escaleras que lo sacarían a la maravillosa luz del sol, a sentir el aire fresco, a disfrutar del ir y venir de la vida, sin embargo, no lo hace, se sienta, espera que "la bondad" llegue a él, espera....

Cuántas veces había esperado sin saber que sólo saliendo, explorando, subiendo "esas" escaleras, encontraría la luz.

Gracias Padre por esta enseñanza.

*Nota: lo escrito sólo es para explicar el aprendizaje que recibí, cada ser para mi debe ser respetado en su libre albedrío.

2 comentarios:

Agradezco tus palabras