Y cada día se aprende algo, por pequeño que sea, esto hace que cada día sea distinto.
Por mucho que me esfuerzo por distorsionar la realidad, esta se me presenta y me dice, hagas lo que hagas lo que es ES!, vaya que si y me explico.
El concepto de muerte que tenía aprendido es todo un escenario de llanto, desolación, tristeza inmensa y otros tantos sentimientos que esto conlleva, aunado a una mezcla de culpas, palabras no dichas que resuenan una y otra vez en la cabeza...si hubiera...
Además de una sensación de querer, de repente, aprender de "esa" muerte y re valorar nuestra vida...era tan joven y aun no había....o, hay tanta gente "mala" en el mundo porque se tuvo que llevar a...., así como pensar, de ahora en adelante valoraré cada instante, viviré y disfrutaré y.....
Al menos en mi caso así había sido hasta hoy, que me topé de frente con la ausencia de una mujer, madre y esposa que no se dio tiempo de "ser" ella.
Ella ahora estará buscando su camino de regreso a casa, ahora estará sin dolor, ahora estará "viendo" lo que sucede sin estar, ahora los que quedan están sufriendo de distintas formas esta pérdida...
Ahora me he dado cuenta que gracias a lo aprendido veo la muerte de una forma distinta aunque el ego se encarga de recordarme "aquello", yo permanezco como observante de mis actos y reacciones.
Es tan fácil perderse en el laberinto de la ideas, de los reproches, de los sin sentido, que hay que estar alertas para que no suceda, tal vez, algún día, logre re conocerme como lo que soy, un cuerpo en materia y un espíritu en esencia, no solo de palabra, sino de hecho consciente.
A las preguntas de mi hija de 6 años, ¿porqué se murió? O ¿de qué se murió? O, ¿porqué llora la gente cuando alguien se muere?, o ¿puedo verla ahí acostada? (Dentro del ataúd), ¿a dónde se va a ir después?, ¿qué le van a hacer después?.... y así más preguntas relacionadas con el servicio religioso que se da, etc., vinieron a mi mente las respuestas, o más bien la respuesta que me dieron a mi de niña cuando yo preguntaba: tú no entiendes de estas cosas, cuando seas grande lo entenderás, sin mencionar que nunca fui a una funeraria de niña y mucho menos al entierro ya que esos lugares no son para niños, decían....
Yo misma no llevé a mi hija al velatorio ya que su sensibilidad (o la mía) le provocaría sentimientos que no podría, creía yo, explicarle.
Sin embargo, la realidad, como dije en un principio, se encarga de salir tan tranquila a flote...
Estando en la iglesia llegó un bombardeo de preguntas, que oscilaron desde ¿porqué está dentro de esa caja de madera aquí en la iglesia? hasta ¿porqué le pone ese señor (el padre) agua a la caja de madera?...cada pregunta que me hacía, al principio, me incomodaba, no quería dar "demasiada" información, ya que "es tan pequeña que no entendería"...
Sin embargo, de repente, ahí estaba yo, respondiendo fluida y pacientemente sus preguntas, y, en cada respuesta, sentía como iban sanando pequeñas partes de mi que no sabía necesitaban ser sanadas, llenando los vacíos, sacando recuerdos enquistados que habían provocado sentimientos de dolor en el pasado y que al recordarlos en el presente, se sentían tan reales... (como el no poder asistir a una misa como esta desde que mi mamá murió).
Al ver a sus hijas llorando me dice, ¿porqué lloran?, le dije, ¿tú porqué crees? Y responde, porque su mamá se murió y ya nunca la van a volver a ver, le dije, si, así es, el cuerpo de sus mamá murió pero su espíritu siempre vivirá y mientras estén pequeñas ella las cuidará...me abrazó con fuerza y me dijo, ¿tú te vas a morir? Y le dije, si, algún día me voy a morir....fue la respuesta más difícil que he dado, pero no podía mentirle...
Me dijo, ¿puedo verla ahí adentro? señalando la caja, y mi familia al unísono respondió NO!, yo le pregunté, ¿para qué quieres verla? Y me dijo, para decirle adiós, vienes conmigo?, me preguntó, y le dijo, No, yo ya me despedí de ella, ahí solo está su cuerpo...entonces la bajé de mis brazos y fue caminando a verla, en ese lapso mi familia me dijo varias cosas que la verdad no recuerdo, yo solo la veía a ella, caminando hacia el ataúd, firme y tranquila, la vio, se dio la vuelta y corrió a mis brazos, con lágrimas en los ojos, le pregunté ¿qué pasó? Y me dijo, es que no tiene pelo mamá y sus hijas lloran, le dije, se están despidiendo y no tiene pelo porque le pusieron una medicina que hace el cabello se caiga, te recuerdo, le dije, que ella ya no está ahí, ella ya está descansando en algún lugar..
Después de unos minutos en mis brazos se fue calmando, y yo también, ella aprendiendo de este hecho y yo, dejando atrás aprendizajes, que tal vez tuvieron su buena intención y que hasta ese día me habían estancado en un hecho tan natural como lo es la muerte.
¿Cómo es que nos maravillamos tanto cuando un nuevo ser nace y sufrimos tanto cuando un ser muere? Tal vez el apego tenga aquí mucho que ver, el ser que se va, me hará falta a mi, me dejará un vacío a mi, entonces en mi está que la percepción cambie, claro que lo extrañaré y recordaré, pero no tendría que ser un hecho tan triste y desolador, y si no sufro con su partida, y si no lloro, "¿pensarán que no me importa o que me hago la fuerte para no sufrir?, y que tal si....
Lo maravilloso de esta experiencia es que además de sanar vi y sentí, como mi cuerpo sufrió la parte emotiva que viví, constanté una vez mas, que cuando nuestras emociones saltan nuestro cuerpo también, si no sano internamente, no sanaré mi cuerpo, si no reconozco esta parte, estoy ciega dentro de mi misma...mi cuerpo, mi espíritu, ligados y separados, sigo caminando, sigo aprendiendo, sigo de la mano con la divinidad que me enseña a través de este y muchos hechos...gracias...