Traductor

domingo, 8 de junio de 2014

El Beso

Hay muchos pintores que expresan su divinidad a través del arte, plasman con maestría trazos que nos llevan a desencadenar en nosotros mismos, historias, anhelos, empatía, amor...

Para mi, uno de ellos, entre muchos, es mi favorito, Gustav Klimt, su forma de plasmar su Yo interior es fantástica, sus ideales, su locura, su misticismo, sus amores lograron atrapar esa parte de mi que es un poco como esa parte de él..




Tuve la oportunidad, mágica para mi, de poder tener frente a mis ojos esta obra maravillosa titulada "El beso" (Der Kuss).  





Fue un 9 de marzo del 2013 que viajé hacia Viena para este gran encuentro. Desde mi llegada a este bello País la adrenalina convertida en ansiedad y sensaciones corporales se apoderó por completo de mi.  Fui sola, como debe ser cualquier encuentro de amor,  era un día frío, entré al maravilloso Castillo Belvedere convertido ahora en museo, por la puerta trasera donde se encuentran los enormes jardines y esculturas por doquier. 




Los laberintos aún formados pero con sus hojas vestidas de invierno, conos, esferas, figuras hermosas una gran fuente sin agua y todo impecablemente cuidado y conservado no sólo por los responsables si no también por los visitantes.







Al entrar al museo y dirigirme hacia donde se encontraba la pintura mi corazón latía con más fuerza, antes de llegar a la sala donde se encontraba vi otras obras de él y de Egon Schiele su contemporáneo y alumno, entre otros más; al entrar a la sala el ambiente cambió, la luz era tenue, había poca gente y al entrar giré mi cabeza a la izquierda recorriendo las paredes en su búsqueda y nada!.
Pensé en un segundo mil cosas y de repente algo me dijo, voltea a tu espalda, y cuando giré, estaba justo ahí, sobre mi, levantándose majestuoso e imponente, el óleo cuadrado sobre lienzo de 180 x 180 centímetros, realizado entre 1907-08.  
Poco a poco fui haciéndome hacia atrás hasta toparme con una banca en la que caí sentada, por fortuna; ¡al fin!, ¡ahí estaba!, El beso por el que tanto tiempo suspiré...empecé a llenarme de felicidad, extasiada de verlo...mis lágrimas quisieron salir a presenciarlo también...y lo admiré...
El Beso
                           
Ahí estaba él con su amor eterno Emile, pintando el fondo de polvo de oro simbolizando  un abismo que representa lo divino, la unión entre el sol y la tierra, los rectángulos de lo masculino represantados en su túnica y las flores de lo femenino en el vestido entallado de ella...un amor no declarado entre ambos...la ambivalencia entre el amor y el rechazo entre los sexos..una obra de arte que atrapa tu mirada...la observé por todos los ángulos, ví como el polvo de oro salpicaba mis sentidos y me llené de amor y agradecimiento..


Emile Louise Flöge y Gustav Klimt



Que "afortunada" me siento de haber podido presenciar este pequeño espacio, en el que intenté captar o descubrir lo sentido por Gustav al pintarlo, sin embargo descubrí algo más importante, mi capacidad de maravillarme de mis propios sentimientos que florecieron ante la belleza, muchas veces la he tenido frente a mi, tal vez no en la forma de una obra de arte, si no en otra forma y en otro espacio, cuando la mirada es ciega aunque tengas los ojos abiertos no logarás ver absolutamente nada, abre tu mirada a la belleza de cada día.









No hay comentarios:

Publicar un comentario

Agradezco tus palabras