Había una vez una niña que le gustaba su cabello largo, casi negro, robusto y fuerte, jugaba a hacerse peinados divertidos, peinaba a sus muñecas igual que ella y disfrutaba cada instante.
Esta niña fue creciendo y empezó a ir a la escuela, ahí su mundo cambiaría, su mamá le dijo que necesitaba recoger su cabello porque sino los demás pensarían que era una desarreglada y la maestra le pondría mala nota en aseo, así que le creyó (las hijas con pelo largo le creen a sus mamás..) y se dejaba peinar por su madre que lo hacía a la perfección, ya sea con limón o linaza, estiraba tanto el cabello que los ojos de la niña se estiraban al estilo oriental, ¡ni un cabello fuera de lugar!, ¡liso perfecto!, ya fuera una cola de caballo o dos, siempre perfecto...
Claro, que al llegar a la escuela la niña no soportaba el dolor de cabeza y todos los días le pedía a la maestra si le podía aflojar un poco el peinado, ella lo hacía con gusto y así podía descansar. Al pasar de grado la nueva maestra no quiso hacerlo, porque tu mamá ha gastado esfuerzo para que vengas "correctamente" a la escuela, decía, entonces la niña se escapaba al baño y lo hacía ella, obteniendo como resultado un peinado digamos, diferente.
Al paso de los días su mamá se dio cuenta que su peinado era distinto y la enfrentó, la niña llorando le dijo que la jalaba mucho al peinarla y que le dolía la cabeza, que a ella le gustaba su cabello suelto, que muchas niñas lo levaban suelto, que en la escuela si dejaban ir así, entonces su mamá enfureció, le dijo que esas niñas seguro eran unas libertinas (palabra que a esa edad no se entiende, pero se escucha "feo"), que su hija no lo era y que iría correctamente peinada a la escuela ¡y punto!.

La historia de esta niña es la mía, yo lo viví, con los años y con la ausencia física de mi madre a muy corta edad pude revalorar ese momento, me hizo fuerte, dura, puedo decir que en aquel tiempo hasta un poco insensible, todo esto me ayudó a salir adelante por muchos años, me hizo depender de mi fuerza para salir adelante cada día, desensibilizando la parte niña...
Aunque fue un momento crucial y difícil en mi vida, por todos sus significados, fue un momento que me ayudó a valorar lo que se tiene y aprender a no depender del exterior, de lo físico, y sobretodo del cómo debo ser (por fuera) para gustar a los demás y ser aceptada (como te ves te tratan..), sin embargo de forma velada lo seguía haciendo, me vestía a la moda, claro, para que me vieran, me maquillaba justo lo necesario para no parecer payaso (aunque me gusten), me pintaba el cabello para ocultar la edad (física) y a como la moda dictaba, en fin, seguir con el estereotipo de una mujer de mi edad (cualquiera que esta fuera), así estuve bastantes años de mi vida...

Esto me está dejando muchos aprendizajes, primero que nada el darme cuenta cómo la mercadotecnia y el consumismo impone que si se te ven las canas es señal de vejez (aunque no lo seas) y, por ende, la vejez es mala, pero al mismo tiempo todos queremos envejecer pero siendo jóvenes porque si envejecemos viéndonos viejos es malo; los múltiples productos para pintar el cabello, todos con químicos que a la larga ve a tu a saber el daño que nos hagan (y luego nos quejamos...) y que se han usado por años, sin mencionar tantas cirugías estéticas y productos todos con el fin de no vernos ¡como viejos! o mas bien no parecerlo, ya que viejos si que somos...(al menos en edad cronológica)
Es increíble como estos conceptos se aferran como garrapatas y cuesta sacarlos desde la raíz, no digo que sea malo pintarse el cabello o hacerse todo lo demás, una amiga decía hay dos tipos de mujeres las guapas y las pobres..., sino más bien el para qué lo haces, ¿lo haces para gustar a los demás?, ¿lo haces para parecer otra persona, dejando velado que quien tú eres no te gusta?, ¿lo haces porque no te gusta que te critiquen?, ¿lo haces porque sino a tu pareja no le va a gustar?, si lo haces por estos motivos u otros parecidos te invito a que reflexiones, ya que estás viviendo, como yo lo hacía, para los demás y no para ti.
En cambio si lo haces porque te gusta y te llena cambiarte el color, porque te parece que así te sientes mejor contigo misma aunque el color sea lila, verde o rosa entonces lo haces consciente de que es para ti y no para los demás, ¿verdad que es diferente?; encontrar los motivos te hace reverte y aceptarte como tú eres, un ser hermoso de luz independientemente de si tienes canas o no, de si tienes arrugas que marcan tu piel o no, de si tienes el pelo rubio, negro o azul o lila, de si vas vestido a la moda con ropa de marca que hace ricos a unos y pobres a otros.
Transitar en este mundo sigue siendo cada día un despertar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Agradezco tus palabras