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martes, 12 de enero de 2016

Ángeles humanos

Hoy me ha pasado algo inesperado, ya que no lo esperaba.
Estando en la sala de espera general de urgencias de un hospital (digo general ya que en este hospital hay un área especial de urgencias para niños), llegaron varios niños, me dije, qué raro, deberían ir al área especializada ya que ahí los atenderían mejor, pero no pensé más en ello.


Minutos más tarde llegó un niño como de 9 ó 10 años acompañado de su mamá, con el brazo en cabestrillo, la frente lila y llorando, la madre muy tranquila y amorosa lo calmaba pero no había manera de hacerlo, seguramente estaba asustado y con dolor, en ese momento le pedí a Nuestra Madre que como madre que es lo protegiera y lo calmara en su dolor, que aliviara ese momento por el que estaba pasando...entonces la madre del niño se levantó y fue al baño, en cuanto esto sucedió una mujer que se encontraba detrás mío se levantó y dirigiéndose a él le dijo: ¿te gustan los dulces?, ofreciéndole uno, él la miró y dijo si gracias, entonces lo tomó y como no podía abrirlo la mujer volvió y se lo abrió, dándoselo en la mano, de inmediato el niño se lo metió a la boca y Sonrió!, cabe agregar que sonreí con él, en ese momento llegó su mamá que al verlo sin lágrimas y con algo en la boca, le pregunta, pero ¿qué traes en la boca? Y le dijo, la Sra. me lo ha dado, señalándola, ésta le dice, es que lo vi aburrido (no enfermo, ni triste, ni llorando) esta respuesta me hizo abrir los ojos de par en par! Cambiar el pensamiento del niño de tristeza, dolor y enfermedad a estar solamente aburrido, genial verdad!...el niño no volvió a llorar...
Nuestra Madre actuó de una forma maravillosa y haciéndose valer de los muchos Ángeles humanos que habitan en esta nuestra tierra y agradecí...



Cuantas veces no me he dado cuenta de señales como esta, en donde me hacen sentir que están aquí, mostrándose, cuidándonos y protegiéndonos en todo momento, a veces somos tan ciegos que solo vemos lo que nuestro ego desea que veamos sin tomar en cuenta lo que nuestro espíritu, nuestro verdadero Yo, alcanza a ver.

A pesar de que era un lugar "de pena", los niños, como tales, reaccionaban favorablemente a los estímulos positivos de los adultos, así como sus madres, que a pesar de estar visiblemente preocupadas por sus hijos, no hacían mas que alentarlos, cuidarlos, abrazarlos y besarlos, haciéndoles sentir que todo estaría bien...inclusive algo que me maravilló, fue que un maestro de una escuela llegó con un niño que se había pegado fuertemente en la cabeza y lo llevó a revisión, eso no es lo sorpendente, sino que el niño lo abrazaba buscando seguridad, y éste, le correspondía amorosamente como si fera su padre, esa escena me conmovió y me hizo pensar que ese niño en esa escuela es feliz, se siente aceptado y protegido...gran labor la del maestro...



Algunos adultos que ahí se encontraban, por más que intenté me devolvieran una sonrisa o un saludo, no lo logré, se encerraban en su propia "desgracia", otros al contrario, estaban tan relajados como si en la banca de un parque estuvieran, aquí me di cuenta como un mismo hecho, la enfermedad, puede cambiar la actitud de la persona dependiendo desde donde ésta se ve, me veo como una enferma o me veo como alguien que está sana pasando por un momento de enfermedad, al fin y al cabo yo no SOY la enfermedad sino que TENGO una, así, el SER es el que sana al Cuerpo, no viseversa.

Una mañana de larga espera que me trajo muchos aprendizajes...todos los días aprendemos algo, solo hay que estar atentos a las señales, están por doquier!


2 comentarios:

Agradezco tus palabras