Hoy tuve una experiencia maravillosa.
Trabajo en un Jardín de Niños alemán (Kindergarten, Jardín de Infancia, Preescolar, etc.) y regularmente tenemos capacitaciones que son muy interesantes, sobretodo para mí, ya que mi experiencia laboral proviene de México y es totalmente diferente, del cielo a la tierra, la forma en la que se desarrolla el trabajo educativo.
Pues el día de hoy el tema fue sobre alimentación, qué debemos hacer durante las comidas, qué oferta alimenticia es la mejor, qué factores intervienen a la hora de que los niños se sientan a la mesa a comer y otras cuestiones alrededor de este tema bastante interesante. Estuvimos compartiendo experiencias tanto personales como laborales, el ambiente era bastante agradable y armonioso; entonces la presentadora comentó acerca de cómo el bebé dentro del vientre de la madre tiene sus primeras experiencias con los alimentos debido a lo que la madre consume, y que esto, se puede ver reflejado con el tiempo cuando el bebé/niñ@ muestra especial interés por consumir aquello que su mamá consumía al estar embarazada, entonces dijo:
- les voy a comentar una experiencia personal, cuando estaba embarazada de mi hijo mayor, tenía muchas ganas de tomar café, pero sabía que no debía tomarlo porque contenía cafeína, entonces busqué otra alternativa y encontré un café de cereales, que aunque no sabía como el verdadero café, ¡lo tomaba por litros! ya que era la única posibilidad.
Mientras ella hablaba yo estaba sintiendo su inmensa felicidad, veía su sonrisa, sus gestos, su cabello con canas naturales agarrado a la parte de atrás en un chongo, sus grandes lentes, y yo observaba y escuchaba su bella historia..
Entonces, continuó: cuando mi hijo nació y durante el tiempo que le di pecho, tomaba muy poco café con cafeína y el café de cereales; después, cuando mi hijo empezó a probar los alimentos y otras bebidas, me pedía café y claro que yo no se lo daba, entonces él iba a buscarlo y tomaba la lata donde tenía los granos del café y los olía con aquel gusto y satisfacción que me confirmaban que él tenía recuerdos prenatales, así como los transmitidos por la leche materna...
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Esta imagen de la web muestra
justo cómo yo lo ví. |
En el instante en el que ella hizo el ademán de abrir la lata, inhalar profundamente y suspirar de satisfacción, como si fuera su hijo, ella empezó a ¡resplandecer!, todo alrededor de su cuerpo, aproximadamente de 5 a 10 cm, difícil precisarlo, resplandeció con un tono blanco transparente brillante, ¡yo estaba asombrada de lo que estaba viendo!, mi corazón empezó a latir con velocidad al poder observar ese bello momento, ella expedía una hermosa energía de congruencia en sus vivencias compartidas pero sobretodo transmitía empatía y total entrega en lo que estaba haciendo y diciendo.
Continuó hablando y el resplandor empezó a disminuir, pero su entusiasmo no...
Aquí confirmé una vez más, la forma en la que cada uno de nosotros transmitimos aquello que llevamos dentro, en este caso yo pude verlo, pero aún si no hubiera sido así, lo podía percibir.
Como madre sé que mis emociones son "vistas" por mi hija y en consecuencia ella actúa de una u otra forma. Así también con los pequeños en las escuelas, los docentes emitimos cierta energía, quiero pensar "buena energía", con la finalidad de que los niñ@s disfruten el tiempo con nosotros y deseen al siguiente día, venir a vernos, ya que el recuerdo de la armonía y empatía prevalece y se implanta en sus células sin siquiera nosotros pensarlo, es algo natural, pero que en ellos se queda como si fuera un pequeño tatuaje.
Esta pequeña experiencia se las comparto ya que fue muy significativa para mí. Llenemos nuestros días de brillos resplandecientes de colores que los otros puedan percibir, así, cada momento será un mejor momento, que cada alumno que se cruce con nosotros sienta el deseo de acercarse, platicar, sentirse tomado en cuenta y sobretodo ser visto como el ser que es, no como un número más en la lista.
Sana cada lágrima,
